sábado, 14 de julio de 2012

Doce dias para volar: Día 3 y 4

Día 3. En su estado físico y mental disminuído (por llamarle de alguna manera), eligío una taza de café con dos cucharadas de simpleza.

Noche 3. Entre sueños comprendió que las elecciones que vienen del alma no son eternas, pues están en constante cambio, ellas se toman en cada respiración, en cada ahora.

Día 4. Despertó con un correo electrónico en su bandeja de entrada que le hizo sentir de nuevo que los potenciales están siempre ahí, listos para ser manifestados en una respiración.

Noche 4. Vació las cajas enmohecidas rotuladas con leyendas de pasado y futuro. Las puso al sol para secar el estrés y frustración.

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