Día 9. Volvió a casa lleno de polvo, escurriendo lodo y con un amor desbordante por ella y las experiencias que había vivido a través de él.
Día 10. Eligió soltar los espacios sutiles, casi invisibles, donde ellos se alimentan. Estaba decidida a transformar esos monstruos que se metían debajo de su cama.
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