Te he descubierto arañándome la espalda
con palabras que pretenden
que mis ojos miren el polvo.
Te he descubierto en el tono
seductor de la voz del humano
para ser peón de tu juego de ajedrez.
Te he mirado,
pero nunca antes como ahora
tan clara, tan segura.
Los alfileres que suturan
ya no funcionan,
ya no curan.
Te siento jalando, desagarrando,
diciéndome que sin ti
la vida ya no tiene sentido.
Seducción
para terminar teñida
de culpa y depresión.
Te he desenmascarado una y otra vez
no tengo nada en tu contra,
honro las experiencias que viví…
Pero ya no te elijo.
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