Ojos de avellana,
labios de cereza.
Se moja la cara
con agua salada
sin sabor a pena.
Se roba del aire
un suspiro delirante
y se tiñe de rocío.
Ojos de avellana,
labios de cereza.
Se envuelve las manos
con crema suave
y crea poemas.
Se muerde las ganas
que como vapor
de su piel sensual escapa.
Ojos de avellana,
labios de cereza.
Se cansó de la sonrisa pintada,
de vestirse de blanco
y ser sombra roja guardada.
Ojos de avellana,
labios de cereza.
Esta noche
no cuenta estrellas,
ella imagina alcobas.
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