lunes, 20 de junio de 2011

Siempre en mí



Cierro los ojos y respiro
observo tantos pedazos hechos añicos
tantas conquistas escenificadas en este lugar sagrado,
del que a veces me olvido.

No entiendo la inclemencia, la sumisión,
la falsa entrega de noches y días,
en donde creía saber lo que hacía
sedienta de calor, ávida de pasión.

Permití invasiones para hacer evasiones,
para olvidarme de mí,
me entregué a ti, a ese y aquél.
Jugué a volverme papel para teñirme de azul,
a ser nicotina y barro moldeable.

Profané el templo sagrado,
con el fin de hallar lo anhelado.
Lo hice con la ilusión de reencontrarme desde el fugaz instante,
pero nunca sucedió.

Como espejo roto el corazón se cuarteo,
la culpa se ruborizó, la soledad en cólera me abrazó...
hasta que comprendí que no llegó porque nunca se fue,
si no que siempre estuvo ahí.

Siempre en mí,
el sutil cobijo de este río rojo,
lenguaje de mi corazón.

Siempre en mí,
la verdadera compañia, profunda y compasiva.

Siempre en mí,
el vacío de mis sueños con el que tejo creaciones
y otros cuentos.

Siempre en mí,
sin ninguna evasión.

No hay comentarios: